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viernes, 20 de mayo de 2016

Una noche más...

Hace mucho publiqué una entrada sobre mí psicosis nocturna, que es cuando pasó toda la noche despierta pensando e ideando tonterías. Ahora, justo ahora no he podido dormir. Toda mí vida adulta he padecido el maldito insomnio y por más cansancio que tenga simplemente no puedo relajarme y descansar. Últimamente le echo la culpa a las guardias nocturnas de mí esposo, él también es enfermero y trabaja de noche en el hospital, lo que a mí me afecta exageradamente; casualmente cuando él duerme conmigo logro dormir muy bien y descanso un poco mejor.

Una compañera me comentó que le pasa algo similar, que cuando su esposo no llega a estar para dormir tampoco puede conciliar el sueño. Y que es normal porque uno se acostumbra a dormir acompañado. Y pues como técnicamente soy nueva en esto de compartir la cama pensé que era mí enfermedad; aunque déjenme decirles que  también me ha pasado con él a mí lado, ahí es cuando sé perfectamente que sí es culpa de mí manía bipolar.

Es peor cuando pasa y mí esposo está aquí, que triste querer platicar y no poder, querer abrazarlo y a la vez no querer. Muchas veces siento entre rabia y celos porque él logra dormir y yo no, no es su culpa pero cuando deseas tanto algo y no lo consigues simplemente te desesperas y piensas estupideces; la mayor parte del tiempo quisiera no pensar pero en circunstancias así vienen a la mente pensamientos exagerados y tontos.

Quisiera lograr descansar todos los días, también quisiera poder dormir siempre con él pero las responsabilidades son prioritarias y yo me paso a joder intentando dormir sola.

Hoy es 'una noche más' en la que el sueño se olvidó de mí y tuve que pasar la noche despierta esperando que él regrese, lastima que entro a trabajar a mediodía.


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miércoles, 18 de mayo de 2016

Incapacitada mental

Actualmente llevo 3 años trabajando y jamás había necesitado una incapacidad por enfermedad y mucho menos por el Trastorno Bipolar. Durante mucho tiempo intenté estar bien, llegué a faltar de vez en cuando sólo en casos extremos donde mí mente se bloqueaba y ocupaba un leve descanso de esa vida aparentemente normal; pero llegó el día en el que ya no pude más. Así es, por más que quise despertar, salir de la cama, bañarme, comer algo y trabajar. Jamás sucedió, acumulé las suficientes inasistencias para que me buscarán en mí trabajo, llegó el punto donde ellos se preocuparon y tuve que salir de mí confortable burbuja para correr a aclarar todo. Créanme no fue nada sencillo, primero tener que escuchar regaños y que me cuestionaran. Sinceramente no voy a mentir, no sabía por donde empezar; ¿en que momento pasó todo esto? No tenía el valor de confesar que simplemente tuve una enorme recaída y nada me ayudaba a salir de ella. Era completamente vergonzoso, nadie sabía que esa compañera llamada Consuelo, la chica callada, tímida y a veces sonriente tenía una enfermedad mental; me las arreglé bien por tres años para evitar dar a conocer eso pero hasta el mejor actor a veces no puede con el papel.

Alguna vez mencioné que soy enfermera y obviamente trabajo en un hospital; tuve que visitar de manera urgente a la psiquiatra del mismo. Gracias a Dios ella es muy buena persona y bastante amable. Alguna vez comenté con ella mí padecimiento pero jamás la consulté y creo que ese fue mí error, estuve con el mismo tratamiento durante todo ese tiempo y bueno, ya no me funcionaba.

Afortunadamente, me atendió, me ayudó y técnicamente me obligó a irme de incapacidad. Digo que me obligó porque sinceramente ocupo trabajar y cuando nos dan incapacidad nos quitan bastante de nuestro salario normal. La ventaja fue que pude descansar y tolerar el nuevo tratamiento, el fin de la incapacidad era ese.

Todo esto ocurrió por vergüenza, por no querer que supieran que soy una enferma mental porque aunque no lo crean hasta en un hospital aún es un tabú y la gente habla despectivamente sin saber siquiera por qué te está viendo psiquiatría.

Otro día, otra oportunidad de conseguir la estabilidad.

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